El caso de Laquan McDonald, uno de los episodios más polémicos de los últimos tiempos, es algo de lo que pocos quieren hablar sin censura. En 2014, McDonald fue disparado por un oficial de policía de Chicago, Jason Van Dyke. El alboroto estalló después de que se publicara un video que mostraba el tiroteo, alimentando un fuego de discordia y controversia.
Para aquellos que no recuerdan, se ha argumentado que McDonald estaba armado con un cuchillo y no se detuvo a pesar de las órdenes de la policía. Los defensores del sistema judicial recuerdan que los oficiales merecen elogios por su ardua labor y enfrentarse a un mundo de delincuentes armados hasta los dientes. Aquí van diez reglas no escritas que se olvidan en este caos mediático.
Lo que ves no siempre es la verdad completa. Los videos editados crean narrativas. Este caso no fue la excepción.
Las decisiones en fracciones de segundo son tomadas por seres humanos. Pensar de otra forma es ignorar la realidad que enfrentan nuestros policías.
El cuchillo se pasa por alto en los titulares. McDonald sostenía un arma blanca. ¿Es esto algo para ser ignorado?
Rendirse ante la presión política. Van Dyke se convirtió en un chivo expiatorio, sacrificado en el altar de lo políticamente correcto.
Distorsión de la justicia. En lugar de un proceso calmado y razonado, teníamos un linchamiento mediático.
No todas las vidas importan de igual manera. Si vamos a hablar sobre las vidas negras, empecemos por evaluar todas las vidas que se pierden diariamente en los guetos.
Las minorías de la policía no importan. Muchos oficiales de minorías también sufren ataques. ¿Por qué no escuchamos sobre sus historias heroicas?
Fuerzas del orden bajo ataque. En vez de apreciar a quienes nos protegen, los pintamos como villanos de una trama hollywoodense.
Las verdaderas víctimas de estas fases de histeria políticas. La confianza disminuye, haciendo más difícil su trabajo a quienes están para protegernos.
Las prioridades que se pierden en el frenesí. Nos enfocamos en historias sensacionalistas en lugar de abordar las verdaderas causas del crimen y la descomposición social.
Detrás de cada gran escándalo, hay una complejidad que se pasa por alto. El caso de Laquan McDonald no es la excepción. Siempre habrá quienes prefieran ver el mundo en blanco y negro, pero las tonalidades de gris son donde reside la verdad.