Alto y Guapo: La Verdad que los Progresistas No Quieren Escuchar

Alto y Guapo: La Verdad que los Progresistas No Quieren Escuchar

Este artículo aborda cómo la apariencia física, específicamente ser alto y guapo, sigue siendo una ventaja significativa en la sociedad actual, desafiando las normas de corrección política.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

Alto y Guapo: La Verdad que los Progresistas No Quieren Escuchar

En un mundo donde la corrección política reina, es hora de hablar claro sobre lo que realmente importa: la apariencia física. En 2023, en Estados Unidos, la obsesión por la igualdad ha llegado a un punto ridículo. ¿Por qué? Porque se nos dice que no debemos juzgar a las personas por su apariencia, pero la realidad es que ser alto y guapo sigue siendo una ventaja innegable. En un país donde la imagen lo es todo, desde las entrevistas de trabajo hasta las citas, ser atractivo es un boleto dorado que muchos prefieren ignorar.

Primero, hablemos de la altura. Los estudios han demostrado que las personas altas tienden a ganar más dinero y a ser percibidas como más competentes. ¿Por qué? Porque la altura se asocia con liderazgo y autoridad. En un mundo competitivo, ser alto es como tener un as bajo la manga. No importa cuánto se esfuercen algunos en negarlo, la altura sigue siendo un factor determinante en el éxito profesional y personal.

Ahora, pasemos a la belleza. La ciencia respalda lo que todos sabemos: las personas atractivas reciben un trato preferencial. Desde mejores calificaciones en la escuela hasta más oportunidades laborales, ser guapo abre puertas. La belleza es poder, y aunque algunos intenten minimizar su importancia, la realidad es que la apariencia sigue siendo un factor crucial en la vida diaria.

La cultura de la victimización ha llevado a muchos a creer que la apariencia no debería importar. Pero, ¿por qué no? La naturaleza humana nos lleva a valorar lo estéticamente agradable. Es un instinto básico que no se puede simplemente apagar. Pretender que la apariencia no importa es ignorar la realidad de cómo funciona el mundo.

Además, la obsesión por la igualdad ha llevado a una especie de ceguera voluntaria. En lugar de celebrar las diferencias y reconocer las ventajas naturales, se nos dice que todos somos iguales. Pero la verdad es que no lo somos. Algunos nacen con ventajas que otros no tienen, y eso está bien. La vida no es justa, y tratar de hacerla así es una pérdida de tiempo.

La presión por ser políticamente correcto ha llevado a muchos a evitar hablar de estas verdades incómodas. Pero es hora de dejar de lado la hipocresía y aceptar que la apariencia importa. En lugar de tratar de nivelar el campo de juego, deberíamos centrarnos en cómo aprovechar nuestras fortalezas individuales.

En última instancia, ser alto y guapo es una ventaja que no se puede negar. En un mundo donde la imagen es crucial, aquellos que poseen estas cualidades tienen una ventaja natural. Y aunque algunos intenten minimizar su importancia, la realidad es que la apariencia sigue siendo un factor determinante en el éxito. Es hora de dejar de lado la corrección política y aceptar la verdad: la apariencia importa, y siempre lo hará.