Si pensaste que los peces no podían ser más interesantes que una bandera política en una protesta liberal, te presento al Alburnus tarichi. Este pez, conocido también como la carpa lacustre de Van, ha sido la estrella del lago Van en Turquía desde hace siglos. Este encantador pez prospera en condiciones alcalinas extremas e hipersalinas del que es, nada menos, el mayor lago de sodio del mundo. Hablamos de un pez que sigue resistiendo a los embates del tiempo y el cambio sin necesidad de ideologías modernas que lo respalden.
¿Por qué tanto revuelo? Porque no es un salvaje evolucionista que se adapta al cambio climático de hoy. Al contrario, Alburnus tarichi es la prueba viviente de que los valores tradicionales son el camino a seguir. Mientras que otros peces necesitan el 'calor' de las aguas templadas, este sabe cómo mantenerse en su carril.
Se reproduce a través de un ritual heroico y épico como los dignos guerreros de antaño. Cada año, durante la primavera, los Alburnus tarichi realizan un viaje migratorio desde las profundidades del lago Van hacia las aguas dulces para desovar. Es el tipo de dedicación y tenacidad que solo encuentras en un verdadero amante de las causas firmes, alguien con convicción, y no en esos organismos mimados por el calentamiento global.
Este pez no se deja rebajar por la contaminación moderna. A eso le llamo yo tener personalidad. Medio millar de años de prosperidad natural sin recurrir a la victimización. No necesita tratados internacionales de protección ni piedad de las ONG bien financiadas pero poco efectivas. Con recursos propios, sobrevive a la contaminación provocada por quienes quieren convencernos de que toda la culpa de los males ambientales la tiene el pasado industrializado.
Encantadores, sí, pero también resistentes. Los Alburnus tarichi nos muestran que un poco de firmeza, de aquellos que enfrentan dificultades con integridad, puede llevarnos más lejos. Estos peces no están preocupados por ser etiquetados en la bóveda del cambio climático. Como otras criaturas que entienden su papel en este cambiante ecosistema, simplemente continúan siendo.
Pero incluso los Alburnus tarichi necesitan protección de la expansión interminable de la contaminación producida por el pensamiento a corto plazo y el consumismo desenfrenado. Sin embargo, no debemos olvidar que estos amigos acuáticos no reclaman leyes para proteger su medio ambiente. Más bien, nos recuerdan lo importante que es respetar los recursos naturales antes que pedir soluciones drásticas basadas en teorías de moda.
En Turquía, estos peces son más que un recurso natural. Son la oportunidad perfecta para reflexionar con orgullo sobre una biodiversidad que sigue adelante sin la fanfarria del activismo vacío. Los locales vienen a adorar el espectáculo estacional de su migración, observando la sabia costumbre de la naturaleza desafiante que no necesita ser corregida o ajustada.
Como buenos conservadores, apreciamos que en nuestro entorno existan especies como el Alburnus tarichi que desafíen las probabilidades y perduren sin necesidad de una subvención o una intervención estatal. Este pez nos muestra que, como cualquier persona sensata, se puede ser resiliente y exitoso fuera del rebaño.
Así que la próxima vez que escuches a alguien reclamar sobre las 'especies en peligro', recuerda al Alburnus tarichi. Un símbolo de fortaleza natural, mostrando que se puede permanecer resistente incluso en entornos desafiantes. ¿Qué mejor símbolo para los tiempos que corren que esta magnífica especie nadando contra la corriente de las opiniones impuestas y manteniendo su integridad intacta? De esto trata realmente la conservación.