En la Sombra del Progreso: La Verdad que los Progresistas No Quieren que Sepas
En un mundo donde la corrección política parece ser la norma, es hora de levantar la voz y decir lo que realmente está pasando. En Estados Unidos, en pleno siglo XXI, la izquierda ha estado empujando una agenda que amenaza con desmantelar los valores tradicionales que han hecho grande a este país. Desde las aulas de las escuelas hasta las salas del Congreso, el progresismo está en todas partes, y no siempre para bien. ¿Por qué? Porque están más interesados en sus ideologías que en la realidad.
Primero, hablemos de la educación. En las escuelas, los niños están siendo adoctrinados con ideas que no tienen nada que ver con la historia real de nuestro país. En lugar de aprender sobre los Padres Fundadores y los principios de libertad y responsabilidad personal, se les enseña a sentirse culpables por cosas que ocurrieron hace siglos. ¿Por qué no se centran en enseñar matemáticas y ciencias, habilidades que realmente necesitan para competir en el mundo moderno?
Luego está el tema de la economía. Los progresistas quieren que creas que el socialismo es la solución a todos nuestros problemas. Pero, ¿alguna vez han mirado a Venezuela? Un país que solía ser uno de los más ricos de América Latina ahora está en ruinas gracias a las políticas socialistas. Sin embargo, aquí estamos, con políticos que quieren implementar las mismas ideas fallidas en nuestro propio país. ¿Por qué no aprenden de los errores de otros?
La seguridad es otro tema que no podemos ignorar. En ciudades como San Francisco y Nueva York, las políticas de "puertas abiertas" han llevado a un aumento en la criminalidad. Los progresistas quieren desfinanciar a la policía, pero ¿quién va a proteger a los ciudadanos de a pie? La realidad es que estas políticas solo benefician a los criminales, no a las personas que trabajan duro para ganarse la vida.
Y no olvidemos la libertad de expresión. En las universidades, los estudiantes son castigados por expresar opiniones que no se alinean con la narrativa progresista. ¿Qué pasó con el libre intercambio de ideas? Parece que solo es libre si estás de acuerdo con ellos. Esto no es libertad, es censura.
El cambio climático es otro caballo de batalla. Nos dicen que el mundo se va a acabar en diez años si no hacemos algo drástico. Pero, ¿qué proponen? Impuestos más altos y regulaciones que asfixian a las pequeñas empresas. Mientras tanto, los grandes contaminadores como China siguen haciendo lo que quieren. ¿Por qué no se centran en soluciones reales en lugar de asustar a la gente?
La inmigración es otro tema candente. Los progresistas quieren fronteras abiertas, pero no piensan en las consecuencias. La inmigración ilegal no solo es un problema de seguridad, sino también económico. ¿Quién paga por los servicios que estas personas utilizan? Exacto, el contribuyente estadounidense.
Finalmente, hablemos de la cultura de la cancelación. Si dices algo que no les gusta, te cancelan. No importa si tienes razón o no, lo que importa es que no estás de acuerdo con ellos. Esto no es democracia, es tiranía.
Es hora de despertar y ver lo que realmente está pasando. No podemos permitir que una minoría ruidosa dicte cómo debemos vivir nuestras vidas. Es hora de defender nuestros valores y luchar por el país que amamos.