¿Te has preguntado alguna vez por qué a la gente le apasiona tanto jugar juegos de rol? En 1999, Ron Edwards, un diseñador de juegos estadounidense, presentó la teoría GNS, una idea revolucionaria diseñada para entender mejor los diferentes estilos de juego dentro del emergente mundo de los juegos de rol (RPG por sus siglas en inglés). Esta teoría sugiere que las personas se inclinan hacia un enfoque específico cuando juegan: Gamista, Narrativista o Simulacionista —de ahí las siglas GNS—. Aunque nació principalmente en foros y comunidades de jugadores, esta teoría ha influenciado cómo diseñadores y jugadores experimentan los juegos a nivel global. Con un auge en los RPG, gracias al internet y las plataformas de juego en línea, GNS ha cobrado relevancia una vez más, ofreciendo una perspectiva importante sobre por qué jugamos de las formas en que lo hacemos.
En esencia, cada uno de los tres enfoques de la teoría GNS ofrece un sentido de satisfacción diferente al jugador. El estilo Gamista se centra en la competencia y el logro, donde las reglas y las victorias impulsan la experiencia de juego. Las personas atraídas por este estilo disfrutan superar desafíos y alcanzar objetivos claros, movidos por el deseo de demostrar habilidades y ver recompensado su ingenio con progresos tangibles. Para estos jugadores, el juego es más que una simple historia; se trata de ganar y ser estratégicamente superior.
Por otro lado, el enfoque Narrativista coloca la creación de historias en el centro de la experiencia. Los jugadores en este lado del espectro están más interesados en la evolución de personajes y tramas, optando por sumergirse en relatos complejos y emocionales. A menudo, sacrifican las reglas estrictas o los objetivos cuantificables para disfrutar de una narrativa rica y envolvente. Aquí, el sentimiento de logro viene de la belleza del relato y la autenticidad emocional que el juego puede ofrecer. Es un estilo que apela a aquellos que buscan una conexión más personal y única a través de la narración.
A diferencia de los estilos Gamista y Narrativista, el enfoque Simulacionista se centra en la inmersión y realismo dentro del juego. En este modo, las reglas se adhieren a la coherencia interna del mundo del juego, respetando sus leyes físicas y sociales, tal como si el mundo fuese real. Los simulacionistas desean un entorno en el que puedan experimentar y aprender, donde las acciones tienen consecuencias naturales y lógicas. Este estilo favorece situaciones detalladas y un sentido de vida auténtica dentro del juego, lo cual atrae a aquellos que desean explorar, en lugar de triunfar o narrar.
No hay un estilo "correcto" para jugar, ni uno que se imponga sobre los otros según la teoría GNS. Parte de la belleza y el atractivo de los juegos de rol es la libertad que ofrecen a los jugadores para expresar diferentes partes de su personalidad. Algunos juegos intentan abordar múltiples estilos a la vez, desafiando los límites de la propia teoría GNS. Sin embargo, Edwards sugiere que los juegos que buscan abarcar demasiados enfoques al mismo tiempo a menudo acaban sacrificando profundidad y claridad, creando experiencias de juego confusas y menos satisfactorias.
Lo interesante es la polarización que provoca esta teoría. Para algunos, es un marco útil para entender sus preferencias de juego, mientras que otros discuten fervientemente que reduce la riqueza de la experiencia RPG a meros componentes categóricos. Existieron críticas hacia la teoría por ser demasiado simplista, algo inevitable en muchos modelos teóricos. Sin embargo, ofrece un punto de partida interesante para discutir sobre los gustos y diseños de juegos entre desarrolladores y jugadores.
La perspectiva de una persona influyente en la crítica de la teoría GNS es la del diseñador de juegos Vincent Baker. Él argumenta que un sistema de juego que se concentra excesivamente en satisfacer un enfoque GNS en particular podría obstruir la intuición y la creatividad, haciendo que los diseñadores se aparten de ideas innovadoras. Esto resuena especialmente con la Generación Z, quienes valoran la diversidad y la inclusividad en sus interacciones, digitales o no. Las expectativas de experiencias de juego que vayan más allá de las etiquetas GNS reflejan una sed de algo más expansivo y global.
Un recorrido por foros de juegos de rol, tanto modernos como de hace décadas, revela conversaciones animadas sobre cuáles son los enfoques más satisfactorios. La preferencia de estilos varía ampliamente, muchas veces en función no solo de la personalidad, sino del contexto social y cultural. Como las herramientas digitales permiten a los jugadores de todo el mundo conectarse, podemos esperar que la diversidad en los estilos de juego se continúe expandiendo, enriqueciendo el ecosistema de roles y, posiblemente, cuestionando aún más las rigidices de la teoría GNS.
Cabe mencionar que, pese a las variaciones y críticas que puedan surgir, la teoría GNS también ha tenido un lado positivo. Al clasificar estilos de juego, ha ayudado a los diseñadores a identificar y refinar experiencias más coherentes y específicas para sus audiencias, aumentando la profundidad y disfrute de los juegos de rol. Ha fomentado la creación de juegos que saborean el desafío del enfoque Gamista, la profundidad de la narración del estilo Narrativista, y la riqueza detallada del enfoque Simulacionista.
Explorar la teoría GNS es en definitiva una forma interesante de entender nuestras preferencias como jugadores y cómo esas experiencias interactivas se han tejido en el gran tapiz de nuestra cultura digital. En un mundo como el nuestro, en el que la realidad virtual y los juegos de rol son cada vez más influyentes y generalizados, quizá comprender la teoría GNS es solo el principio de un diálogo continuo sobre por qué jugamos y cómo seguimos moldeando las historias que damos vida.