¿Te imaginas sobrevivir a una guerra con solo el poder del humor y la habilidad quirúrgica? Eso es precisamente lo que propone el piloto de MASH, un episodio que nos transporta a un hospital de campaña en plena Guerra de Corea, cuando se emitió por primera vez el 17 de septiembre de 1972. Creado por Larry Gelbart y dirigido por Gene Reynolds, MASH nos presenta a personajes brillantes y satíricos como 'Hawkeye' Pierce y 'Trapper' John McIntyre, dos cirujanos que tratan de lidiar con los horrores de la guerra a través de bromas, ingenio y actos de rebelión en un escenario militar.
MAS*H, a lo largo de su tiempo en pantalla, logró captar la esencia del absurdo y crudo humor que puede surgir de una situación tan desesperada como la guerra. En el primer episodio, vemos a Hawkeye y Trapper, quienes, a pesar de las reglas rígidas del ejército, organizan una rifa para enviar a un chico coreano pre-universitario a Estados Unidos. Este peculiar acto de humanidad refleja claramente el conflicto constante entre la autoridad militar y el individualismo, un hilo conductor crucial a lo largo de la serie.
Aunque el programa tiene lugar durante la Guerra de Corea, su mensaje resuena con las audiencias modernas, especialmente considerando el contexto del anti-belicismo durante la Guerra de Vietnam, cuando la serie fue emitida. Muestra cómo los médicos y enfermeras en el frente no son solo soldados, sino también seres humanos que enfrentan cada día con valentía, humor y empatía. De una manera casi poética, MAS*H mezcla la comedia negra con momentos de auténtica emoción, logrando que su audiencia vea más allá de las risas para reflexionar sobre los estragos de la guerra y la importancia del respeto a la vida humana.
Un aspecto memorable del piloto es cómo establece a los personajes principales como héroes no convencionales. Son desordenados y actúan fuera de los límites, lo cual es su forma de resistencia frente al caos. Por un lado, tienes figuras como el Coronel Henry Blake, un líder destartalado pero encantador, y 'Radar' O'Reilly, el sagaz operador de radio que puede escuchar helicópteros mucho antes de que aparezcan. Cada uno de ellos es una representación de lo inesperado en situaciones vinculadas a la vida y la muerte.
El programa no solo ofrece entretenimiento, sino también un desafío a aceptar la complejidad de la vida en tiempos de guerra. Algunos críticos conservadores en su momento argumentaron que la serie trivializaba la guerra con su enfoque cómico. Sin embargo, muchos de nosotros vemos la sátira como un medio para desnudar las verdaderas tragedias de la guerra, exponiendo sus absurdos y desarmando su crueldad con cada broma.
Es importante recordar que, aunque MAS*H aborda un tema serio, lo hace de una manera que es accesible. La serie genera empatía por medio de personajes ricos en profundidad, todo mientras se esfuerza por reflexionar sobre las tensiones sociopolíticas del momento en un contexto bélico. Es más que apropiado para la generación actual reflexionar sobre cómo los programas del pasado critican la guerra y abrazan valores como la paz y el amor universal, temas que siguen siendo tan cruciales hoy como lo fueron entonces.
A medida que las nuevas generaciones ven series que hablan sobre guerra y paz, es crucial mirar atrás a ejemplos pioneros como MAS*H. Su capacidad para hacer reír mientras nos invita a cuestionar la autoridad y a ser compasivos nos deja una lección vital. Es un recordatorio de que el cambio puede comenzar con una simple carcajada, y que a menudo es necesario mirar más allá del trauma inmediato para vivir cada día con humanidad y con una sonrisa, todavía el mejor remedio frente a las heridas del tiempo.