A veces en la vida aparecen cosas que parecen interminables, como las colas en la seguridad del aeropuerto o las discusiones sobre qué es "Pihem". Un término que ha capturado la curiosidad de más de uno, Pihem ha estado presente en discusiones políticas y culturales, siendo un tema central desde su surgimiento en 2022. Se trata de una filosofía que se originó en pequeñas comunidades rurales de América Latina, pero que rápidamente se extendió gracias a redes sociales y su esencia innovadora.
Pihem empezó como una palabra clave en movimientos activistas que promueven un cambio de paradigma en la forma en que vivimos y nos relacionamos con el medio ambiente. La premisa detrás de Pihem es crear una armonía entre el ser humano y la naturaleza, con énfasis en la sostenibilidad y el respeto mutuo. Fue precisamente en este punto donde empezó a crecer como una semilla en la conciencia colectiva de principiante generación Z, enfrentando la inercia y el escepticismo de las viejas autoridades.
Muchos ven a Pihem como un rejuvenecimiento de valores casi olvidados. Es una mezcla vibrante de querer volver a lo básico, de vivir de manera sostenible, y al mismo tiempo, un grito hacia futuro, exigiendo que nuestra modernidad no destruya lo hermoso que tenemos en nuestro planeta. Para algunos, es una simple reorganización de prioridades; para otros, una utopía poco práctica difícil de implementar en el mundo real.
A medida que Pihem comenzó a tomar fuerza, se desarrollaron varios colectivos a lo largo de Latinoamérica y el sur de Europa. Lo que empezó siendo un conjunto pequeño de personas, se transformó en una red internacional que busca reconocer el poder de la colectividad y la importancia de empoderarse de lo comunitario. Esto lo vuelve atractivo, especialmente para la gente joven que se encuentra en busca de una identidad que represente sus miedos y esperanzas.
Desde su concepto original, Pihem ha sido criticado tanto por su idealismo como por su falta de estructura. Críticos conservadores suelen acusarlo de ser demasiado soñador, irrealizable dentro de la maquinaria económica actual. Argumentan que, si bien los ideales son nobles, la ejecución pragmática requiere algo más que entusiasmo juvenil; es necesario también un marco económico claro que no desestabilice las estructuras existentes.
Sin embargo, la comunidad Pihem sostiene que su fuerza reside precisamente en su elasticidad. Se trata más de un movimiento de base que de una organización jerárquica. Promoviendo pequeñas acciones y cambios en el día a día, busca generar un efecto dominó que promueva un cambio en la conciencia colectiva global. Alienta a las personas a vivir de manera más sencilla, valorar lo esencial y mantener una mentalidad de guardianes del planeta.
En países como Colombia y México, Pihem se ha arraigado en prácticas comunitarias de agricultura regenerativa y permacultura. Proyectos que han tomado terrenos poco fértiles y los han transformado en paraísos verdes a través de práctica y trabajo colectivo. Están demostrando que es posible crear modelos sostenibles y productivos que impacten positivamente no solo el medio ambiente, sino también las comunidades involucradas que obtienen alimentos frescos y mayores niveles de autosuficiencia.
En las ciudades, el concepto tomó otra forma. Pihem ha influenciado el resurgimiento de formas de vida más sostenibles, como el uso de la bicicleta como medio de transporte y la creación de espacios urbanos verdes. Pequenas acciones individuales que, sumadas, empiezan a tener un gran impacto. El movimiento contagia conciencia en cada rincón de la vida urbana, promoviendo la idea de que el cambio debe comenzar desde la raíz.
El escepticismo que enfrenta Pihem es comprensible en un mundo acostumbrado a soluciones rápidas y resultados inmediatos. No obstante, quizás ese es parte del encanto para quienes han decidido abrazar sus principios. La belleza del viaje colectivo hacia un propósito mayor, sin la certeza de una conclusión inmediata, pero con la firmeza de creer que pequeños cambios pueden generar, al fin y al cabo, una diferencia significativa.
Pihem es un término que, para algunos, puede parecer pasajero, un eco de contracultura que eventualmente se disolverá. Pero nadie puede negar que ha sembrado semillas de cuestionamiento y esperanza en muchas personas sin importar su posición en la vida. La corriente Pihem no desaparecerá tan fácilmente porque parece estar inscrita en la necesidad de una reconexión humana en un mundo volátil y fragmentado.