Si alguna vez has pensado que la comida puede fusionar culturas e historias, entonces un plato llamado 'Pasanda' es tu prueba. Originaria de la India, esta exquisita preparación inicialmente era un manjar reservado para la clase alta durante la época del Imperio Mogol. Esencialmente es un plato que consiste en rodajas de carne, generalmente cordero o ternera, maceradas en una marinada de especias y yogur, y cocinadas a fuego lento hasta alcanzar la perfección en sabor y textura. La riqueza en especias y sabores es lo que define a este plato, haciéndolo un favorito en las casas e incluso en los restaurantes indios alrededor del mundo.
La palabra "Pasanda" proviene del idioma persa, que significa literalmente "favorito". Esto demuestra no solo su popularidad sino su favoritismo en las cartas reales. Aunque originalmente se preparaba con almendras, hoy en día existen muchas variaciones que incluyen anacardos o incluso nada de frutos secos, adaptándose a los gustos y necesidades dietéticas modernas. Su flexibilidad lo convierte en un plato ideal tanto para vegetarianos como para amantes de la carne, donde pueden usar tofu, paneer o seitán como opción sustitutiva.
En tiempos modernos, la globalización ha traído el Pasanda a diferentes rincones del mundo. Se podría decir que ha encontrado un nuevo hogar en cada país donde los inmigrantes de Asia del Sur han llegado y han traído consigo su rica tradición culinaria. El plato ahora se encuentra disponible desde los restaurantes de Londres hasta los suburbios de Nueva York, extendiendo su influencia cultural y sabor histórico a audiencias que van desde la Generación Z hasta sus antecesores.
Es importante tener empatía hacia aquellas voces que prefieren comidas de sus propias culturas y pueden no ser tan receptivos a platos como el Pasanda. Para algunas personas, la gastronomía es un reflejo de identidad, y aunque la fusión culinaria es emocionante, también puede llevar a debates sobre pura autenticidad culinaria. Sin embargo, es así cómo se forman nuevas tradiciones y se mantienen vivas las antiguas, siempre en un delicado equilibrio entre la preservación y la adaptación.
La ética en la preparación del Pasanda también ha evolucionado. Hoy en día, en un entorno políticamente consciente y socialmente responsable, el origen de los ingredientes es más relevante que nunca. La atención se centra en prácticas agrícolas sostenibles, comercio justo y el bienestar animal, garantizando que la deliciosa experiencia de un plato de Pasanda no cueste desproporcionadamente al planeta ni a las comunidades locales.
El arte de servir el Pasanda se ha transformado también, con chefs modernos presentándolo de maneras innovadoras que son tanto un festín para los ojos como para el paladar. En redes sociales, especialmente en plataformas como Instagram y TikTok, jóvenes chefs comparten sus propias interpretaciones del plato, llegando incluso a realizar extravagantes videos de ASMR que muestran la preparación paso a paso. Esto no solo promueve el interés por la cocina mundial, sino que también democratiza la cocina india, permitiendo que cualquiera, en cualquier lugar, pueda probarlo y disfrutar de su rica historia en sus propias cocinas.
No podemos ignorar el impacto que los cambios dietéticos y de conciencia social están teniendo en la manera de consumir platos tradicionales como el Pasanda. La preocupación por las dietas basadas en plantas y la reducción del consumo de carne ha llevado a la invención de versiones veganas del plato que son tan apreciadas por los consumidores jóvenes como las originales basadas en carne.
Así es como el Pasanda, un plato con raíces profundas en la aristocracia mogol, ha evolucionado, y sigue evolucionando, para sostener su lugar en las cartas de menú del mundo moderno. Un plato al que en serio debe dársele una oportunidad, cuidadosamente preparado para encantar cada paladar con su riqueza de sabores y su conmovedora narrativa cultural.