¿Qué tienen en común Nueva York, República Dominicana y la vibrante música del Caribe? La respuesta es Milly Quezada, una de las cantantes más icónicas del merengue. Nacida en la tierra del merengue en 1955, Milly encontró su pasión por la música en las calles ruidosas de Nueva York, donde creció una comunidad de dominicanos vibrantes en los años 70. Impactó la escena musical con su banda “Milly, Jocelyn y los Vecinos” en 1975, mezclando ritmos del merengue con un toque de sabor urbano que atrajo tanto a latinos como a otros amantes del ritmo por igual.
Milly Quezada, conocida cariñosamente como la Reina del Merengue, ha sido una figura musical central, no solo por su talento, sino también por representar la cultura y la identidad dominicana en el mundo. Desde muy joven, persiguió su pasión a pesar de las adversidades. Esto resuena especialmente en un mundo donde las mujeres en la música luchan continuamente por ser reconocidas y escuchadas. No obstante, su estilo musical trasciende y une generaciones, cruzando fronteras sin descanso.
La influencia de Milly en la música tropical es innegable. Con éxitos como "Volvió Juanita" y "Entre Tu Cuerpo y el Mío", su música no solo anima fiestas, sino que cuenta historias de regreso, amor y nostalgia que tocamos todos los que estamos lejanos a nuestras tierras. Son letras que evocan sentimientos de unión y esperanza, lo que habla sobre su habilidad de conectar con el público a nivel fundamental. Su trayectoria ha dejado una marca indeleble en el género y ha abierto puertas a muchos artistas jóvenes que buscan inspiración en su legado.
A lo largo de su carrera, Milly ha colaborado con artistas de diferentes géneros y ha permitido que el merengue se mantenga relevante incluso entre las nuevas audiencias. Su evolución musical muestra cómo ha sabido adaptarse a los tiempos contemporáneos mientras conserva la esencia que hizo su música tan especial en primer lugar. Si bien sus ritmos son inequívocamente tradicionales, no ha temido innovar, tomando riesgos para mantenerse en el corazón de los fans tanto antiguos como nuevos.
Sin embargo, aún en su estatus de reina, Milly ha tratado temas más serios en entornos musicales y culturales. En un ambiente musical a menudo dominado por hombres, Milly ha sido una defensora del empoderamiento femenino. A menudo ha hablado sobre la importancia de dar voz a las mujeres en la música y más allá, usando su plataforma para abogar por la equidad y la inclusión. Esta postura resuena fuertemente en un momento donde se oye cada vez más el clamor por la igualdad de género.
Por otro lado, también es importante considerar la perspectiva de quienes prefieren que el merengue siga siendo inmutable. Algunos puristas musicales se sienten incómodos con las fusiones y la transformación del género, prefiriendo su forma tradicional. Sin embargo, es la combinación de lo viejo y lo nuevo lo que ha permitido que el merengue se mantenga vivo y relevante. La adaptación no necesariamente elimina lo esencial sino que le da nueva vida, una transformación que Milly ha abrazado con éxito.
La Reina del Merengue no solo ha dejado su huella en el escenario. Su influencia se ha sentido fuera de él, en su compromiso con causas como la lucha contra el cáncer y en la defensa de los derechos de los inmigrantes. Estas son cuestiones que tocan de cerca a las comunidades tanto en su tierra natal como en su segunda casa, Nueva York. Milly ha sido un puente entre dos culturas, mostrando un camino de empatía y acción comunitaria.
Para muchos de la Generación Z y más allá, Milly Quezada representa una figura histórica y cultural de gran relevancia. En un mundo donde las identidades a menudo se ven desafiadas o ignoradas, su música y su legado personal ofrecen un refugio seguro y un recordatorio de nuestras conexiones compartidas. Cada nota de una de sus canciones es un hilo de una rica tapicería cultural que nos une, nos recuerda nuestras raíces y nos anima a bailar hacia el futuro con esperanza.