Si creías que solo los grandes nombres en los libros de historia cambiaron el mundo, Mabel Withee te va a sorprender. Mabel, una figura prácticamente olvidada, fue una pionera innovadora que, durante las primeras décadas del siglo XX, desafió muchas normas sociales. Nacida en una pequeña localidad de Estados Unidos en 1901, se trasladó a las bulliciosas calles de Nueva York, donde comenzó a romper los moldes de la época. Desde muy joven, Mabel se preguntaba por qué tantas oportunidades se negaban a las mujeres, en una época de profundos cambios sociales y políticos.
Mabel Withee, como muchas mujeres de su tiempo, luchaba para hacerse un lugar en un mundo dominado por hombres. Su pasión inicial por las artes visuales la llevó a estudiar en la prestigiosa Art Students League, donde abrió puertas que antes parecían cerradas. No obstante, su verdadero interés radicaba en la planificación urbana y el desarrollo sostenible, un tema prácticamente desconocido entonces. Se podría decir que fue una visionaria adelantada a su tiempo.
Lo impresionante de Mabel no fue solo su talento artístico, sino su capacidad para vincular el arte con el activismo social. Participó activamente en movimientos que apoyaban el sufragio femenino y la igualdad de género. A medida que se involucraba más en estas causas, entendió que la planificación urbana no solo afectaba la estética de las ciudades sino también la calidad de vida de sus habitantes. Su propuesta era clara: ciudades diseñadas para el bienestar de todos, sin importar el género.
Durante los años 30 y 40, cuando la segunda guerra mundial sacudía al mundo, Withee seguía trabajando incansablemente en sus proyectos de diseño urbano. La reconstrucción posterior a la guerra ofreció oportunidades únicas para implementar sus ideas, aunque enfrentaba un machismo sistemático. Muchos de sus planes quedaron abortados debido a su estatus de "mujer" en un mundo eminentemente masculino, pero su influencia fue tal que logró que algunos de sus conceptos se materializaran de maneras discretas.
El legado de Mabel nos revela la importancia de tener voces diversas al momento de tomar decisiones de planificación. Mujeres como ella han allanado el camino para que hoy podamos habitar ciudades más inclusivas. No obstante, aún en comunidades liberales, el rol de las mujeres en campos como la arquitectura y la planificación urbana sigue siendo objeto de debate. Es importante reconocer que no solo es una cuestión de justicia social, sino de enriquecimiento cultural tener más perspectivas variadas trabajando en estos aspectos cruciales de nuestra vida cotidiana.
Si bien hoy su nombre no figura en los libros de texto convencionales, algunas comunidades han comenzado a reconocer el impacto que personas como ella han tenido en nuestro entorno. Lamentablemente, las instituciones educativas todavía necesitan años luz para enseñar de una manera que refleje verdaderamente todos los aportes diversos.
Es innegable que vivimos en un mundo cada vez más intersectado por diferentes tipos de pensamiento y acción. Withee fue una adelantada que nos recuerda que la evolución y el progreso se dan gracias a la variedad de ideas y a la valentía de quienes se atreven a pensar diferente. Nosotros, las nuevas generaciones, tenemos la responsabilidad de honrar su legado al proseguir su lucha por un mundo más justo.
Mabel murió en la década de 1960, apenas viendo los inicios de la revolución cultural que redefiniría el siglo XX. Pese a su relativa obscuridad, su impacto permanece subyacente entre quienes creen que es posible diseñar un mundo mejor, tanto desde un punto de vista estético como social. La vida de Mabel nos enseña que aunque las opiniones opuestas pueden ser un obstáculo, a menudo son estas mujeres quienes logran cambios significativos cuando convencen a la sociedad de que sus ideas también merecen un espacio.
Hoy, en el siglo XXI, podemos ver nuevamente cómo estas cuestiones toman relevancia. El cambio climático, las crisis migratorias, todo el panorama global nos pone delante un reto similar al que enfrentó Mabel en su tiempo. Sus esfuerzos e ideas, aunque no fueron suficientemente reconocidos durante su vida, resuenan con las demandas de justicia ambiental y social que claman las nuevas generaciones.
Seguir hablando de Mabel Withee es más que recordar su historia: es un llamado a hacer eco de su compromiso innovador, es aprender de su valor y aplicar su innovación en nuestras resistencias cotidianas. Al final del día, lo que nos enseñó es tan simple como poderoso: en la diversidad hay fuerza, y en la unidad, posibilidad de cambio.