Liu Wen es como una ráfaga de aire fresco en la industria de la moda, tan revitalizante como encontrar ese meme perfecto justo cuando lo necesitas. Nacida en Yongzhou, China, esta supermodelo ha cambiado las reglas del juego desde que subió a la pasarela por primera vez en 2008. Con una carrera que la llevó de las calles de Beijing a las pasarelas de París, Liu Wen es la definición misma de un éxito global. ¿Por qué importan sus logros? Porque en un campo que solía favorecer estrictamente ciertos tipos de belleza, Liu rompiendo barreras es tanto un símbolo como una inspiración.
Quizás te preguntes cómo empezó todo. Liu no tenía el sueño típico de ser modelo; fue su madre quien la impulsó para que participara en un concurso local de modelaje. Poco sabía ella entonces que este paso cambiaría el curso de su vida. Liu fue la primera modelo de China en desfilar en el codiciado Victoria’s Secret Fashion Show y la primera mujer asiática en aparecer en la lista de las modelos mejor pagadas de Forbes. Pero su carrera no solo ha sido números y prestigio; también ha desafiado los estereotipos y las normas occidentales predominantes en el mundo de la moda.
Hoy en día, Liu es embajadora de marcas de lujo como Estée Lauder y Chanel, rompiendo techos de cristal uno tras otro. Lo interesante de Liu es que no solo es una cara bonita, sino que trae consigo todo un paquete de autenticidad y humildad que la Gen Z, en particular, aprecia enormemente. Su presencia en redes sociales es espontánea y mucho más relatable que las imágenes retocadas a las que estamos acostumbrados en el ámbito de la alta moda.
Aunque la moda ha sido a menudo acusada de exclusión cultural y de falta de diversidad, la presencia de Liu Wen al frente es un testamento de que el cambio sí es posible. Sin embargo, algunos críticos argumentan que la inclusión de modelos de diferentes culturas aún está lejos de ser genuina. Para ellos, Liu es la excepción, no la regla. Su éxito podría ser percibido como un gesto simbólico en lugar de una transformación estructural dentro del ámbito de la moda. Esta crítica no está totalmente sin mérito, ya que la representación de diferentes modelos debe ir más allá de solo uno o dos rostros, incluso si estos son tan inspiradores como el de Liu Wen.
Dondequiera que vaya, Liu lleva su cultura orgullosamente sobre sus hombros, un recordatorio visual de que lo local también puede ser global. Cada aparición suya en desfiles internacionales es un pequeño paso hacia una industria más inclusiva. De hecho, Liu declaró que su trabajo no es solo sobre moda; es una oportunidad para representar a su país y a otras mujeres como ella, con el objetivo de desafiar los prejuicios y las suposiciones raciales.
Es fascinante cómo alguien que casi se convierte en presentadora de televisión terminó modelando para las casas más envidiadas del mundo y, más que su belleza, es su ética de trabajo y su actitud positiva lo que la mantiene en la cima. Ella ha hablado repetidamente sobre las presiones que enfrentan las modelos asiáticas para conformarse a los ideales de belleza occidentales. Pero Liu mantiene su voluntad de ser un modelo a seguir al hablar en contra de esas expectativas.
Para la generacion Z, que valora la justicia social y la igualdad significativamente, las acciones de Liu Wen son enormemente inspiradoras. En ella, ven a alguien que utiliza su plataforma para el activismo, transformando el éxito individual en un puente hacia oportunidades colectivas. Su capacidad de mantener su individualidad mientras es parte de un sistema a veces opresor es exactamente lo que atrae a un público joven que busca autenticidad.
A medida que la industria sigue evolucionando, el viaje de Liu Wen nos recuerda que, aunque hay un largo camino por recorrer, los cambios hacia una mayor diversidad e inclusión son posibles y necesarios. Ver a una modelo romper barreras y desafiar normas históricas en la alta costura sugiere que las reglas de la moda no son tan rígidas como algunos quieren pensar.
Liu Wen nos enseña que, independientemente de quién seas o de dónde vengas, la belleza y la fuerza radican en la autenticidad y en aceptar la diversidad como algo necesario y valioso. Su historia es la personificación de la resistencia y la transformación en un mundo que constantemente busca redefinir el significado de la belleza.