En el mundo de los videojuegos, es fácil perderse entre títulos que compiten por la mejor gráfica, la historia más compleja, o quien puede llevarte a la cima de la adrenalina más rápido. Sin embargo, hay pequeñas joyas que logran volverse queridas por razones completamente diferentes. Uno de esos casos es "Katamari Amore", un juego que nunca ha tratado de ser el más impresionante tecnológicamente, pero que ha capturado el corazón de muchos por su simplicidad y su excentricidad.
Katamari Amore es parte de la franquicia Katamari que se dio a conocer por su jugabilidad única y su historia cuanto menos peculiar. El concepto es sencillo: empiezas con una bola pequeña llamada katamari que puede recoger cualquier objeto más pequeño que sí misma, desde chinchetas hasta edificios enteros, rodando por paisajes llenos de objetos. A medida que la bola se hace más grande, también lo hace la cantidad de cosas que puedes recoger. Es un juego de acumulación pero también, en cierto modo, de limpieza o, si lo miras de otra manera, de consumir sin parar. Todo esto se hace en un ambiente musical hipnótico que le da una calidad casi meditativa. No es sorpresa que haya ganado una base leal de fans que encuentran alegría en este caos controlado.
Lanzado inicialmente para dispositivos móviles iOS, "Katamari Amore" ofreció a los jugadores una manera portátil de disfrutar de esta experiencia fuera de las consolas tradicionales. Utiliza un sistema de control por pantalla táctil que, si bien difiere de su predecesor en consola, termina siendo intuitivo para los jugadores. Puedes encontrar distintos niveles y desafíos que hacen difícil alejarse del juego. Pero lo que realmente brilla aquí es cómo mantiene la esencia única y absurda de la franquicia Katamari.
El argumento del juego se centra en el peculiar y siempre divertido Rey del Cosmos, quien asume, como siempre, en entregar una tarea particular a su hijo, el Príncipe. Esta narrativa, aunque simple y recurrente, confiere un sentido de familiaridad con los personajes y una continuidad en el universo del juego. Esto imbuyó al juego con una personalidad inconfundible y una dosis de humor alegre que resuena con la audiencia de hoy.
Sin embargo, no todo ha sido brillante en la trayectoria de "Katamari Amore". Hubo críticas hacía su modelo económico, que se consideró incómodo para algunos jugadores. Las microtransacciones, usadas para desbloquear niveles adicionales, fueron vistas como una barrera en la experiencia del juego. Desde la perspectiva de alguien que quizás no puede gastar dinero en extras debido a restricciones presupuestarias quizás, esto podría parecer injusto. El modelo de negocio ha cambiado mucho en los juegos móviles y también hay quienes argumentan que las microtransacciones son necesarias para apoyar a los desarrolladores. Se trata de mantener un delicado equilibrio entre proporcionar un juego completo y monetizar el trabajo cumplido en su desarrollo. "Katamari Amore" fue una de esas pruebas de ingresos dentro de la evolución de los juegos móviles.
Lo curioso es cómo sigue vigente. Puede que algunos lo vean como un simple entretenimiento y otros como una forma de desahogarse de las pequeñas tensiones diarias acumulando todo lo que se encuentra en el camino. Al fin y al cabo, uno de los atractivos de "Katamari Amore" es su accesibilidad; cualquiera puede tomarlo y, sin instrucciones complejas, comenzar a rodar por las calles de su curiosa representación del mundo.
Quienquiera que haya sido adicto a darle vueltas a su katamari podría entender la alegría que proporciona el obtener el poco probable control absoluto sobre el pequeño mundo digital. Además, logra cautivar a una nueva generación de jugadores más jóvenes que están menos preocupados por trofeos y récords y buscan una experiencia de juego satisfactoria a su propio ritmo.
Al reflexionar sobre qué hace que "Katamari Amore" sea un juego memorable, podemos entender que se debe a su capacidad para ofrecer un respiro del ritmo abrumador de la vida moderna. Sí, también hay videojuegos ultra-competitivos impresionantes en su ejecución gráfica o mecánica, pero "Katamari Amore" es un canto a la libertad de no tomarse demasiado en serio y ese es su mayor encanto. Y en un mundo donde los problemas siempre parecen imperar, tener un escape tan simple pero hilarante siempre será bienvenido.