IV es un álbum fascinante de The Stranglers, una banda de rock británica que se hizo un nombre en los años 70 y 80. Lanzado en 1980, este álbum encapsula una esencia cruda y experimental en el mundo del rock donde el punk estaba floreciendo, y el new wave comenzaba a alcanzar su punto máximo. IV combina los elementos característicos del rock de la banda con exploraciones sonoras que reflejaban tanto las tensiones políticas como los cambios culturales de la época. Es todo un viaje que nos lleva a los años donde la música era una forma de protesta y de innovación a partes iguales.
The Stranglers siempre fueron una banda que desafiaba las normas. Aunque venían del linaje del punk, no se conformaban con las etiquetas. Eran rebeldes sin una causa clara más allá de su música gritona y su deseo de tocar temas sensibles de una manera audaz. IV no es, en ese sentido, una excepción. La diversidad de estilos en el álbum representa la tensión entre los deseos de complacer al mercado y el deseo de mantener su identidad artística.
Lo perturbador de la época de The Stranglers es la constante lucha contra las voces autoritarias. Los años 80 fueron un momento donde el mundo entero parecía estar al borde de un cambio significativo. En este contexto, la música era tanto una liberación como una declaración. Canciones del IV como "Bear Cage" y "The Meninblack" son ejemplos de cómo la banda abrazaba lo desconcertante y lo político.
A menudo, se destaca que sus letras podrían interpretarse como una crítica a la autoridad y la conformidad. Al escuchar IV, es claro que había angustia y deseo de cambio. Muchos jóvenes, especialmente en ese tiempo, se identificaban con estas luchas, ya que trataban de encontrar su lugar en un mundo que no siempre parecía entenderlos. De alguna manera, es algo con lo que Gen Z puede simpatizar, enfrentando sus propios desafíos inéditos y el auge de tecnologías disruptivas.
Musicalmente, IV experimenta con variados géneros, un enfoque atípico para algunas bandas punk de su tiempo, considerando su naturaleza cruda y directa. Se adentra en melodías que incluso tocan el pop, pero también hay suficientes riffs de guitarra y ritmos pulsantes para satisfacer a cualquier purista del rock. Esta fusión es, probablemente, lo que hizo que The Stranglers fuera visto como un fenómeno atemporal y no simplemente como un producto de su era.
Por otro lado, se podría argumentar que tratar de ser todos los géneros a la vez puede diluir el impacto. Algunas críticas sostienen que esta mezcla puede dejar a veces al oyente perdido o sin una conexión clara con el álbum. Pero para otros, esta es precisamente la belleza en el caos sonoro de The Stranglers. La capacidad de no ser encajonados en una sola categoría es tanto una fortaleza como un riesgo, uno que la banda estaba dispuesta a asumir.
Desde una perspectiva más universal, IV puede ser visto como un reflejo de su tiempo y de un grupo de personas que buscaban no solo expresarse, sino también resonar con otros que se sentían alienados o insatisfechos. Lo que hoy puede parecer un simple álbum de colección, fue un grito en el vacío, intentando encontrar eco en un mundo lleno de disonancias. Psychedelic rock y sus temas distópicos hicieron del IV algo más que un elemento del mercado musical.
Además, el álbum hace referencia a tópicos como la paranoia y conspiración, que alimentaron buena parte del imaginario popular de la época. Mientras algunos críticos vieron estas premisas como conspiranoicas, otros apreciaban la valentía de la banda para plantear preguntas incómodas y desafiar las narrativas oficiales.
El desafío de los tiempos actuales es tanto similar como diferente al de la banda en 1980. La lucha por ser escuchado en un mundo digital abarrotado de voces plantea una nostalgia moderna, una que resuena con los desafíos enfrentados por The Stranglers en su IV. Tal vez no se trate solo de exclamaciones, sino de entender que siempre hay espacio para la innovación sin descuidar el mensaje en tiempos de cambio.
La importancia de conectar estos puntos significa que podemos apreciar IV no solo como una pieza de legado musical, sino como un mensaje intergeneracional. Cada riff, cada gesto al experimentalismo, sirve como un recordatorio de que la música puede ser un lenguaje poderoso para la resistencia a lo común. The Stranglers, con IV, nos invitan a trasladar los recuerdos sonoros de maneras que pueden ser al mismo tiempo contemporáneas y clásicas.