Doris Dana: La gran compañera de Gabriela Mistral

Doris Dana: La gran compañera de Gabriela Mistral

Doris Dana fue la compañera y guardiana de los escritos de Gabriela Mistral, dejando una huella imborrable en la literatura a pesar de las normas restrictivas de su tiempo.

KC Fairlight

KC Fairlight

Doris Dana fue mucho más que una sombra al lado de una gran escritora. Nacida en Nueva York en 1920, hizo historia como la confidente, secretaria y compañera de vida de la célebre poeta chilena Gabriela Mistral. Su historia de amor y amistad se desarrolló principalmente en los Estados Unidos y en la casa que compartieron en Chile. Una conexión nacida al cruzarse sus caminos después de la Segunda Guerra Mundial, con un fondo de cartas apasionadas y una relación que desafió normas culturales de la época.

A menudo etiquetada simplemente como "amiga" en los registros históricos, la relación entre Doris Dana y Gabriela Mistral fue profundamente significativa y compleja. Doris, con su mentalidad abierta y su habilidad para la escritura, se convirtió en una influencia importante en los últimos años de vida de Mistral. Compartieron pasiones tanto literarias como humanas, reflejándose estas en la enorme colección de cartas privadas rescatadas de su correspondencia, publicadas solo después de sus vidas.

La llegada de Doris al universo de Gabriela Mistral sucedió en 1948 cuando Mistral, quien ya había ganado el Premio Nobel de Literatura en 1945, estaba en el cenit de su carrera. Doris, con su juventud y entusiasmo, se volvió indispensable para Gabriela, quien encontraba en ella un refugio afectivo y emocional, además de inspiración para nuevos poemas.

No es una sorpresa que esta relación fuera vista con ojos severos por la sociedad conservadora del momento, que se remueve incómoda en su silla ante una narrativa de amor entre mujeres. Pero para muchos jóvenes hoy, especialmente para quienes se identifican como parte de la comunidad LGBTQ+, esta historia resuena con esperanza y reivindicación. Aquí hay un ejemplo de un amor auténtico que floreció a pesar de las normas opresivas de la época.

La historia de Doris y Gabriela rompe barreras literarias y culturales. Durante el tiempo que pasaron juntas, Doris no solo documentó meticulosamente los escritos y pensamientos de Mistral, sino que también la apoyó en sus actividades diplomáticas. Esta dinámica de mutuo apoyo es palpable en sus cartas, donde sus voces, aunque diferentes, se entrelazan en un diálogo profundo sobre la vida, la política y sus mundos interiores.

Después de la muerte de Mistral en 1957, Doris se enfrentó a la tarea de preservar y compartir el legado de su compañera. Entre las disputas legales y los malentendidos culturales, llegó a custodiar un vasto archivo de cartas, documentos y escritos inéditos que legaron a generaciones futuras una mirada íntima al ser humano detrás de la figura de la poeta.

Pero no todos ven con buenos ojos esta historia. Los críticos a menudo citan el control editorial y narrativo que Doris ejerció sobre el legado de Mistral, cuestionando sus motivos y métodos. Sin embargo, es importante reconocer la carga emocional y cultural que envolvió esta tarea monumental, una labor de amor en memoria de una vida compartida.

Lo que muchos jóvenes encuentran hoy fascinante sobre Doris Dana es cómo ella, sin tener la notoriedad literaria que podría haber deseado, eligió dedicar su vida a honrar las palabras y los pensamientos de otra persona. Esta elección, discutida y debatida, pone en relieve temas actuales de representación, propiedad intelectual y las dinámicas de poder en las relaciones personales. Sin un catálogo propio de obras, Doris se convierte en una figura intrigante, una fuerza silenciosa cuyo impacto en la literatura y cultura chilena es innegable aunque a menudo invisibilizado.

Algunos sienten que la historia de Doris y Gabriela ilustra la complejidad de las relaciones humanas donde el amor y el arte se encuentran. La capacidad de ver más allá de lo estándar y abogar por lo que uno siente en el corazón muestra un valor extraordinario, especialmente en un mundo que puede ser tan hostil hacia lo que no entiende. Quizás es por esto que su historia sigue atrayendo a quienes buscan un sentido en las luchas diarias por ser aceptados tal como son.