Si alguna vez has alucinado al ver a un gato con un patrón de pelaje que parece una obra de arte abstracto, seguramente te topaste con un "atigrado". Este término, que suena más a un rugido misterioso con cierto compás, se refiere a un tipo específico de pelaje que algunos gatos lucen con orgullo. El fenómeno detrás del término ha intrigado a amantes de los gatos, biólogos y decoradores de moda por igual. ¿Qué es exactamente un gato atigrado, de dónde viene esa exótica apariencia y por qué nos importa?
Los gatos atigrados, cuyo nombre proviene del inglés "tabby", técnicamente no son una raza en sí misma, sino una característica del pelaje que puede presentarse en muchas razas distintas. La historia de los atigrados es tan antigua como el propio gato doméstico. A lo largo de los milenios, los gatos atigrados han vagado desde los desiertos del Medio Oriente, donde probablemente se domesticaron a partir de sus ancestros salvajes, hasta las ciudades modernas donde suelen cazar luces láser y sueños enredados en calcetines perdidos.
El significado cultural del atigrado es fascinante. En la Edad Media, los gatos atigrados eran símbolo de malas noticias, percibidos como brujas transformadas merodeando en busca de almas o simplemente trozos de pechuga de pollo. Sin embargo, hoy en día, estaríamos más inclinados a verlos como memes vivientes en Instagram, luciendo bigotes arriba de sonrisas descontracturadas.
Pero, más allá de lo superficial, hay una expulsión científica aquí. Este patrón, a menudo un caos organizado de rayas, manchas o remolinos, es el resultado de una interacción compleja entre los genes y el ambiente durante el desarrollo del feto en el útero. Los patrones del pelaje en los atigrados dependen de variaciones genéticas asociadas principalmente con el gen "Taqpep". Este gen también se asocia con las rayas de los felinos salvajes, como el Leopardo o el Tigre, lo que añade cierto misterio a su origen. Cada patrón, en realidad, es como una huella digital biológica, única para cada gato.
A menudo, a los atigrados se les asignan cuatro tipos de patrones: el atigrado clásico, que luce remolinos y circunferencias como los anillos de Saturno en una noche estrellada, el atigrado rayado con sus líneas rectas como los soldados en formación, el atigrado moteado con sus manchas como si fuera el cielo salpicado de estrellas y el atigrado tiquiteado que aporta un matiz casi invisible pero digno de un atardecer dorado. Cada tipo tiene su propio encanto y cumple un papel en la supervivencia del felino, contribuyendo al camuflaje en la naturaleza, aunque en la actualidad los pequeños felinos domesticados los han resignificado como parte de su atractivo hogareño.
El estilo de vida y el ambiente social también afectan profundamente la percepción de los atigrados. Algunos dicen que los gatos con este patrón tienen personalidades particulares: son sociables, aventureros, y más acentuadamente, traviesos. Claro, eso no está científicamente probado, pero trata de ignorarlo después de que uno te robe una papa frita del plato, y lo verás.
Desde el punto de vista de alguien más escéptico, podríamos decir que cualquier tipo de criminalización de los gatos, como la que hubo en las épocas medievales, es absurda. Sin embargo, la cultura pop ha hecho más por la imagen del gato atigrado de lo que cualquier tratado científico jamás podría. Filmes y series han convertido a estos felinos en estrellas, desde el Disney's Cheshire Cat hasta los compañeros de famosos escritores o personajes de tan variada gama como Sabrina, la bruja adolescente. Cada una de estas representaciones ayuda a solidificar el amor, ya eterno, que tenemos por nuestras ocho vidas de gatos domésticos.
En contrapunto, uno podría preguntar sobre el impacto de allanar el camino para la inclusión de más genes atigrados a través de cruzamientos selectivos, lo que podría traer riesgos de enfermedades genéticas al sobrepasar ciertas líneas. Es un tema de debate ético frecuente entre activistas preocupados por el bienestar animal.
Finalmente, no todo en el mundo del atigrado gira en torno a las miradas admiradas y los clicks en redes sociales. Estos protagonistas del mundo felino nos recuerdan lo asombrosamente diversa que es la naturaleza y la terapia que significa tener un compañero así en casa. Ya sea que estés observando a tu gato atigrado enrollarse en el sofá o evitar con garbo una lluvia inesperada, están ahí, como un recordatorio constante del equilibrio entre lo salvaje y lo domado. En este complejo tapiz de la evolución, un simple patrón de rayas representa mucho más que su belleza superficial.